lunes, 5 de octubre de 2009

Bal ^^

Una niña caminaba por la avenida con su madre, no había preocupación alguna más que la de saber cuando le comprarían una golosina. La inocencia la envolvía, en una simple cuadra había cantado dos canciones completas.

- Lalalarai lalalarai

Llegando a la esquina observo a un solitario cachorro, sin madre, sin padre ni hermanos/as. Se freno por tres segundos para observarlo, ella no comprendía como una criatura tan pequeña podía seguir sobreviviendo sin su familia.

Su madre la tironeaba para que dejara de mirarlo y así poder seguir su camino. Mientras continuaban, la pequeña cada tanto se daba vuelta para ver si el cachorro la miraba o no. Si!, su mirada penetraba en la de la niña desde muy lejos. Ella veía en esa mirada muchas cosas, tristeza, dolor, etc. Pero a pesar de esto se veía, muy en el fondo, un poco de fe, felicidad, valor. La pequeña sabía que el cachorro estaría bien.

A solo 5 cuadras de su casa, cruzando una calle, la niña observo en el suelo algo brillante. “Pareciera una moneda” pensó!, así era; se agacho para recogerla, sin soltar a su madre.

Dentro de los 5 segundos en que se agacho no sintió mas la mano de su madre, vio pasar frente a ella un auto. Sus oídos no recibían ningún tipo de sonido, sus ojos miraban para todos lados, aunque su visión era nula. Sin darse cuenta daba vueltas a su alrededor, ya que no entendía nada y no sabia que hacer.

Hasta que una mujer la zamarreó del brazo, la niña no reaccionaba. La mujer la escolto a su hombro, como bien diría mi padre, la agarro como a una bolsa de papa.

La dejo a la orilla de la esquina, y de a poco se la llevaba de donde estaba esa gran multitud, que algo observaban, pero ella no sabía que era.

La llevo a un automóvil, le dijo que se quedara por un rato ahí. La pequeña en su gran ceguera hizo caso.

Fue justo en ese momento que comprendió, gracias a una lagrima que callo por su mejilla, que algo grave había sucedido. En la horrible desesperación, se desmayo.

Ya sin más nada que hacer, volaba en sueños, jugando con duendes, volcando el cielo, sonriéndole a todo lo hermoso que se le presentara.

Despertó en una casa desconocida, no sabia que hacer, dormía entre sabanas no muy cómodas y almohadas duras. Definitivamente no era su habitación.

Su cabeza comenzaba a llenarse de preguntas, que nadie podía contestar.

Bajo de la cama, se coloco unas pantuflas que eran de unos talles mas grandes de los que usaba ella usualmente, y salio de la habitación. Cruzo un pasillo no muy lindo, con fotos de personas que no reconocía. Hasta que en una foto observo que en el cabello de una mujer había una flor que le resultaba familiar, agarro el cuadro y lo limpio, retiro así una capa de polvo. Era su madre, con su familia materna.

Su corazón comenzó a palpitar muy fuerte, el cuadro resbalo de sus manos, callo y se rompió. De pronto sintió en su hombro una mano, miro lentamente hacia atrás, un hombre robusto la miraba con pena.

La pequeña se asusto, imagino mil cosas en un segundo, corrió nuevamente por el pasillo, pero el hombre la agarro del brazo en un instante, la alzo en brazos y la abrazo. Ella sin entender, recibió ese abrazo, en el cual sentía mucho dolor, pena y amor a la vez.

El hombre la llevo al comedor, donde todos los familiares la esperaban sentados.

Lagrimas caían, palabras que ella no sabia comprender salían de la boca de las personas que ocupaban esa habitación, el ruido del televisor… Miro sus manos y seguía sin comprender.

¿Quién le explicaría a esa hermosa pequeña la noticia más horrible?; todos sorteaban un turno con las miradas, parecía que el que tenía mirada más penetrante decidía quien le hablaría a la niña.

Así decidió hablar el tío, era el único en la familia que tenia las agallas de decir noticias mas duras. Pues así fue, comenzó con palabras entendibles, luego pidió ayuda de los demás, ya se le complicaba explicarle determinadas cosas.

Y así llegaron a la parte más difícil, la voz del hombre comenzó a disminuir en volumen. Ya no se le entendía ni se le escuchaba. Comprendió que no podía hablar mas por lo tanto saco de su bolsillo derecho una hebilla del pelo que era de la madre de la niña. La niña se asusto, salto en el lugar, lamentablemente había comprendido.

Una pequeña lagrima cayó, corrió hacia la misma habitación donde se había despertado, se encerró en un armario, y no hizo mas que apretar con fuerza la pequeña hebilla. Llorar inundo su corazón, su alma, su voz. La inseguridad lleno sus manos de miedo, aniquilo su fe y la convirtió en desesperación. Ya nada quedaba más que llorar y llorar, dejarse desgastar por el dolor.

Despertó al día siguiente con sus mejillas rojas, había llorado dormida. Salio del armario y camino hacia el baño, se higienizo y se cambio de ropa. Recorrió toda la casa y no había nadie, lo único que se escuchaba era un “tic- tac” del reloj de la cocina. Decidió ir a una plaza a tomar aire. Al salir de la casa observo que era una vieja casucha en la cual ella de pequeña jugaba con sus hermanos. Salio a navegar las calles del barrio, recordaba momentos de su infancia, de vez en cuando sonreía y una lagrima caía, las secaba rápidamente y seguía. Llego a la plaza se sentó en una hamaca, y miro al cielo. Su cara se lleno de angustia, de bronca; ¿Quien le había arrebatado a la mejor persona que tenia en tan poco tiempo?

Cerró los ojos, se tapo la cara con las manos y comenzó a llorar muy fuerte. Cuando por fin se calmo, observo que al lado de sus pies estaba el pequeño cachorro que había visto la otra vez, claro que si! Era una señal, era hora de madurar a tan temprana edad, seguir adelante cueste lo que cueste.

Eran las 6:00 a.m., ella comenzaba a levantarse para asistir a su primer día de clase. Unas pequeñas colitas, unas pinturitas y la hebilla más especial que pudiera tener.

Personas desconocidas caminaban a su lado, su miedo a ser rechazada nunca se iba. Ella junto a una menduca eran nuevas en el lugar. Compartieron el banco, sus primeros recreos y primeras sonrisas. Estaba claro esa amistad si iba a durar.

Así fue, pasaron 4 meses y ella estaba mas que integrada al grupo al igual que su compañera. Nuevas amistades fueron surgiendo de a poco, hasta se podría decir que conoció al que hoy es su novio.

Se sentía tan contenida que decidió contarles su historia, recibió como respuesta muchas historias más, todas diferentes pero iguales a la vez. Así comprendió que no era a la única que le pasaban cosas malas, con inocencia ese pequeño grupo de amigos fue creando un círculo de confianza, contención, etc. Que es el día de hoy, que la “pequeña” cada vez que anda mal, todos con una simple mirada se dan cuenta.

Los abrazos, las sonrisas, las caricias y besos surgieron de ella. Su cariño hacia ellos se hacia cada vez mas fuerte.

Un día de abril, camino a la casa de su abuela, recibió una llamada. Solo ruidos, gritos y llantos se escuchaban. Se le cruzo por la cabeza la imagen de la madre, por un segundo muy pequeño creyó que su madre volvería, esa inocente idea de que nunca se había ido todavía perduraba en ella.

Pero no fue así, nadie volvió al contrario, alguien muy allegada a ella se fue. Y volvía a empezar la historia.

Sus manos temblaban, ella solo quería saber que sucedía, pero nadie contestaba en el teléfono.

- HOLA! HOLA! HAY ALGUIEN AHÍ?

Pero no había ninguna respuesta.

Poco después de la llamada llego a su casa, pálida como aquel día en que había recibido la noticia de que su madre había fallecido. Era claro ese llamado no significaba algo bueno.

Entrando a la casa comenzó a sentir murmullos, otra vez la misma imagen toda la familia de nuevo en el comedor. Le pidieron que se sentara, ella hizo caso omiso y se quedo quieta, pidió de inmediato una explicación.

Le dijeron que su hermana mayor había desaparecido, que no la encontraban, que ya parecía muy grave la situación.

Salio de la casa, nadie la pudo frenar, corrió hacia la plaza. Grito su nombre, entre la ceguera, el no pensar y no saber a donde ir, ella buscaba a su hermana.

Pasaron los días, las semanas y meses y nunca apareció nada, ni una pista o señal, ninguna respuesta. Ya nadie tenía fe de que algún día aparecería.

Pues yo se que en el corazón de, la que ahora era una adolescente, había un poco de esperanza.

Un lunes regresando del colegio, decidió parar en un kiosco para comprar caramelos, la vendedora de golpe se tildo mirando un mini televisor, que era lo único que la informaba. No le prestaba ni la más mínima atención a la muchacha, que esperaba pagarle e irse a su casa para poder dormir una siesta.

-La encontraron!- dijo la kiosquera con un grito que mostraba los mil y un sentimientos, tristeza, dolor, amor, felicidad.

La muchacha salto del susto, no se daba cuenta de que hablaba la mujer. Esta dio vuelta el mini-televisor y le mostró el noticiero, habían encontrado a su hermana.

La chica soltó los caramelos, miro asustada a la mujer y salio corriendo. Llego en dos minutos a su casa, prendió el televisor y comenzó a escuchar la noticia, de pronto derramo una lagrima. A los 5 minutos la llamaron, para afirmarle que era cierto.

Otra vez, comenzó de nuevo el dolor, quizás nunca se había ido. Cortó el teléfono, corrió a su habitación y lo único que hizo fue llorar, no había más para hacer. Ya sus fuerzas, para comenzar a luchar por su hermana, se habían acabado.

Comenzaron los llamados, sin atender. Los abrazos de familiares, sin sentir. Los que secaban las lagrimas, pero sin secarlas.

Ella sentía que estaba acompañada, pero a la vez sola. Lo único que pedía era por sus amigos, quería el cariño que habían prometido siempre darían.

Llego el martes, 8 a.m. ingreso al aula y ya todos cambiaron su cara. Miro a su mejor amiga, la abrazo y se largo a llorar. Y así con todos, ya nada era lo mismo, le iba mal en el colegio, en su casa estaban las cosas muy tensas y bueno lo único que tenia era a sus amigos.

En momento recordó a ese pequeño cachorro que vio aquel día con su madre, tan solo. Y ahí comprendió lo que era estar solo pero a la vez acompañado, debía seguir luchando, con las pocas fuerzas que le quedaran.

Preciosa mujercita, la que ahora crece firme, la que salta todos los muros, la que llora tras sus sabanas pero sabe que eso no la hace más débil. Ríe y es feliz, con su familia AMIGA.

Hoy en día ella camina con su gran sonrisa, repartiendo alegría por donde va. Su estilo hippie, como el de su madre, le da su toque especial. Su estatura hace que todos se confundan y piensen que es menor, pero luego cuando la conocen mejor piensan todo lo contrario.

Abreviando la historia comprendí cuál y cómo es su fuerza. Comprendí que admiro su valentía para enfrentar obstáculos, su fe que nunca se pierde, la fuerza ante todo.

De vez en cuando la pierdo, otras veces la encuentro en mi camino, aunque amaría tenerla todos los días y todas las horas, para hablar de todo y reírme. se que no siempre va a ser así.

Hoy descubro que es una mujercita muy especial, que sin duda vale oro. Y que más allá de todo, siempre voy a estar para observar su historia y contarla nuevamente. Ella si es una gran musa de inspiración.

Se que la historia sigue, entre malas noticias que luego entre miles de sonrisas ella lograra superar. Ella es fuerte se nota, nada la frena ante su lucha constante. Ella ama lo que tuvo y tiene, no lo desperdicia.

Eso me enorgullece…

M. Belén Olivera

4 comentarios:

  1. Que impresionante esto bel, que escrito escalofriante. Como me hiciste llorar, la verdad.
    Sin palabras.

    Monzi

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  2. No se si la idea era hacer llorar a la gente, solo queria llegar a su corazón.
    Gracias por leerlo (:

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  3. Pero llega Bel, no es por tristeza, es por el mensaje del escrito...

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  4. Es la historia mas triste que lei en mi vida, pero que tambien esta llena de fuerza de voluntad, de lucha, de unos ovarios tremendos y Amor espero que BAL nunca baje los brazos, porque al final del camino nunca va a estar sola, y cuando transite ese camino por mas duro que sea siempre va a encontrar amor y felicidad.

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